Volvamos donde lo dejamos la última vez, y de entre las opciones de la barra de la izquierda, elijamos la llamada "plantilla" (amablemente marcada con dos flechas). Iremos a la página que se ve en la imagen. Las diferentes opciones de la parte inferior son plantillas prediseñadas, ya creadas y listas para ser utilizadas: poniendo el cursor sobre cualquiera de ellas aparece la opción de aplicarla inmediatamente a nuestro blog.
Sin embargo, quedarnos aquí, aunque es muy respetable, no es recomendable. De esta forma el blog será exactamente igual a cualquier otro que haya decidido usar esa misma plantilla, y así no conseguimos el objetivo de ser únicos y distinguibles. Para evitar caer en esta monotonía, podéis seguir uno de estos dos pasos:
Otra forma de lograr una plantilla resultona es aprovechar el trabajo de otros, descargando una plantilla que alguien amablemente haya compartido en internet. Hay sitios webs especializados en este tipo de cosas: aquí tenéis uno, otro, y otro más, por ejemplo. Una vez localizada la plantilla deseada en alguno de ellos, procederemos a descargarla, abriremos el archivo .rar que quede en nuestro ordenador, y seleccionaremos el archivo de la plantilla abriéndolo en cualquier procesador de textos. Tras esto, iremos a la opción "editar HTML" (que se puede ver en la primera imagen de la entrada, debajo del aspecto actual del blog), lo que nos llevará a la página que vemos en la imagen. Una vez allí, seleccionaremos todo el texto, lo eliminaremos, y lo sustituiremos por el nuevo texto que habíamos seleccionado previamente. ¡Y voilá! Ya tenemos a nuestro blog luciendo el aspecto que hemos elegido.
De momento, nos quedamos aquí. |
Sin embargo, la cosa no acaba aquí. En la próxima entrada veremos que aún podemos personalizar mucho más nuestro dominio.
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